"Estamos seguros de que moriremos. Pero no lo estamos ni de cómo ni de cuándo. Como queremos vivir y no morir, acudimos a la medicina para retrasar lo inevitable. Sin embargo, el éxito creciente de la medicina en prolongar la vida se ha conseguido a un precio muy caro, pagado con la moneda de cómo morimos: a menudo en condiciones de sufrimiento y dolor sin alivio, incapacidad completa, y pérdida del control sobre nosotros mismos. Mientras la mayoría de las personas todavía espera ulteriores triunfos de la medicina en su guerra contra la mortalidad, muchos estadounidenses desean cada vez más poseer mayor dominio sobre el fin de su vida. Algunos incluso prefieren elegir la muerte para evitar molestias prolongadas. Irónicamente, para conseguir esto también buscan ayuda del arte de la medicina, originalmente enemiga de la muerte. La gente ya no habla sólo de rehusar el tratamiento médico. Las peticiones actuales solicitan el suicidio asistido y la eutanasia...."
Traducción: Antonio Pardo. Leer artículo completo
aquí.
Vía:
CENTRO DE DOCUMENTACIÍN BIOÉTICA
Quiero tener un hijo y, no importa si soy fértil o si soy vieja, la ciencia me implanta unos cuantos óvulos fecundados; quiero que mi hijo nazca en primavera y me aconsejan que deje de utilizar los anticonceptivos en agosto; quiero tener el culo más prieto y los cirujanos me lo ponen a tono; quiero cambiar mi hígado cirrótico o mis pulmones enfisematosos (no me da la gana decir por qué) y existen serias posibilidades de que lo consiga... Sin embargo, quiero morirme en la primera oportunidad que se me presente (una crisis cardiaca, un accidente, un cáncer...) y nadie me comprende ni me apoya; en seguida se alzan voces que apelan a la "forma natural de hacer las cosas". Nadie comprende que, lo más natural después de haber vivido, y cada uno se contenta con lo que quiere y lo que puede, es querer morirse.
ResponderEliminarEntiendo cual es su preocuación y su queja, sin embargo creo, humildemente, que una discusión a fondo sobre el asunto requiere, para poder emitir juicios justos, conocer y distinguir conceptos: encarnizamiento terapeútico, cuidados paliativos, eugenesia, eutanasia, suicidio aistido,etc... Así mismo conviene discernir entre lo excepcional de determinados casos y lo frecuente de situaciones de solución más simple. Por último, la existencia de una Ley de Instrucciones Prevías puede ser la mejor vía para garantizar los derechos del paciente.
ResponderEliminarEn todo caso el debate está abierto y agradecemos su aportación, ofreciéndole nuestras páginas para que siga comentando, o aporte una colaboración como autor o autora.